sábado, 15 de agosto de 2009

SANGRE Y CUCHILLO

A Helena Soria Sarmiento

Porque eres a la vez sangre y cuchillo,
viento y vela, la paz eres y el trueno.
Eres el malo y a la vez el bueno,
porque eres el fulgor y eres el brillo.

Tú hueles a rastrojo y a tomillo
y conviertes tu cuerpo en Nazareno.
Tú bebes de la vida su veneno
y a la vida le cierras tu pestillo.

No es el oro el metal que te deslumbra,
el que contigo ríe tu propio llanto
y de noche su luz tu sueño vela.

No escapes de la voz que no te encumbra
ni sigas las sirenas por su canto,
que en el agua el rielar solo es estela.

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