A mi tío Julio
en la muerte de Carmencita
Sí.
Volveré a acariciar su pelo
cuando se eclipse la luna en la distancia.
Cuando su soledad me rompa las venas
encendiendo la nostalgia.
Sí.
Volverá a entrar en primavera
a raudales por las ventanas abiertas,
Y su aroma envolverá la estancia
de jazmines y violetas
No.
No me dijo adiós.
Se apagó en el instante en que se detuvo el mundo.
Se fue sigilosa hundiéndose en su mirada,
dejando olvidada su sonrisa en el armario
donde duerme su bufanda
No.
No me dijo adiós.
Pero me dejó su peine y sus sandalias,
y de su pelo un mechón escondido
donde duerme la calma
Sí
Cada rincón, cada esquina,
cada silencio, la almohada,
cada ruido de la puerta,
la reclama.
Cada recuerdo avivado,
cada recuento de nada,
cada mirada al cielo,
la reclama
No.
No me dijo adiós.
Pero escondió su aroma bajo las sabanas
donde lavo los recuerdos con mis lagrimas.
en la muerte de Carmencita
Sí.
Volveré a acariciar su pelo
cuando se eclipse la luna en la distancia.
Cuando su soledad me rompa las venas
encendiendo la nostalgia.
Sí.
Volverá a entrar en primavera
a raudales por las ventanas abiertas,
Y su aroma envolverá la estancia
de jazmines y violetas
No.
No me dijo adiós.
Se apagó en el instante en que se detuvo el mundo.
Se fue sigilosa hundiéndose en su mirada,
dejando olvidada su sonrisa en el armario
donde duerme su bufanda
No.
No me dijo adiós.
Pero me dejó su peine y sus sandalias,
y de su pelo un mechón escondido
donde duerme la calma
Sí
Cada rincón, cada esquina,
cada silencio, la almohada,
cada ruido de la puerta,
la reclama.
Cada recuerdo avivado,
cada recuento de nada,
cada mirada al cielo,
la reclama
No.
No me dijo adiós.
Pero escondió su aroma bajo las sabanas
donde lavo los recuerdos con mis lagrimas.
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