domingo, 16 de agosto de 2009

RECUERDOS

Al final solo te quedan recuerdos
(Extracto del poemario “Recuerdos”)

Almería

Las esquinas perfiladas
de la calle Zaragoza
donde un inmenso portal,
ya de viejo anochecido,
se abría en veinte peldaños
que llevaban a mi abuela,
a las luces y al piano,
los dos de madera negra.
Y los rojos apagados
del contorno del espejo
como fieltro envejecido.
Ella blanca en su piel blanca
y “Jesús” siempre en los labios
y una enorme biblioteca
y en su sillón, siempre, ella
con, siempre, su pelo cano,
rodeada de sus hijas,
las que nunca se casaron.

Felix

Después vinieron los charcos
y los burros y las bestias,
las campanas y los cántaros
y la fuente y el molino,
la almazara, los ribazos,
los olores y la siega
y los agostos secanos,
y las formas de las nubes.
Allí los primeros pasos,
la escuela de Don Manuel,
el queso, la leche en polvo
regalo de americanos.
Las carreras por la cuesta,
las heridas en las manos,
las moras y las ayozas,
las almendras, once hermanos
que comienzan a vivir
entre matas y lagartos.
En invierno fueron nieves,
frío, estufa, risas, llantos.
Las primaveras floridas.
En otoño los gusanos
en capullos amarillos
para dormir. El verano,
es el tiempo de la siega
y de cubrir el solano
con el sombrero de paja
y la siesta bajo el árbol.
y las eras con su trilla,
y la búsqueda de espárragos
trigueros para mi padre.
.............
Fueron pasando los años,
los otoños, los inviernos,
primaveras y veranos
fueron pasando testigos
cogiéndose de la mano
unos años a otros años.
.............
...El primer pantalón largo
herencia sin duda alguna
de alguno de mis hermanos.
Era vaquero, recuerdo,
de parches entrelazados
cosidos y recosidos,
diez mil veces remendados.
Los juegos allá en la plaza.
San Roque, ruido, petardos,
los músicos, procesiones.
Un burro carga unos fardos.
Y mientras los hombres lloran
lágrimas miles de esparto,
y las mujeres, de negro,
van a la fuente con cántaros

Mi padre

Adiós al traje de pana
y al primer pantalón largo
y a la fuente y a la plaza
y a los mulos con sus tábanos.
Solo me quedan recuerdos
de aquellos tiempos lejanos
destacando sobre todos
el hombre fuerte y humano
de mirada penetrante,
siempre tendiendo la mano,
siempre dispuesto a escuchar
lo que de risa y de llanto
tuviera cualquier persona
que se acercara a su lado:
Mi padre, Don Pedro Soria:
El mayor de mis hermanos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimado Tartucas:

Bellísimos poemas, los que me he encontrado. Como narra su vida a través de sus versos es muy interesante y conmovedora. No sé porqué, pero me llega de cierta manera una aroma, un olor a algo lejano... como cuando uno (disculpe que no use el "una", pero no me gusta) se encuentra un libro viejo, casi escondido y que consigo carga el misterio, y entonces uno lo sopla, y ese polvo de los años y las hojas carcomidas por los mismos, que producen cierta nostalgia, y cierta curiosidad, si, es algo así el olor de estos poemas, de estos a los que le escribo este comentario.

Gracias por sus agradables comentarios en mi blog. Le voy a decir algo -aunque se lo escriba- los he leído tanto que ya perdí la cuenta, pero me han llenado un vacío que no sabía que tenía. Es usted definitivamente una persona muy elocuente. Pero sus comentarios producen en mi también alguna tristeza, pero una con la que río inmediatamente, es extraño; igualmente me alegra mucho haberlo conocido, usted es como uno de esos libros que uno no quiere que se acabe nunca... no sé qué más decirle, lo había pensado anoche, o a las 3 de la mañana más bien, hora interesante para pensar y escribir cosas, pero yo ya estaba en la cama y con la luz apagada y sin papel ni lápiz cerca... así qué...olvidé el resto, seguramente estaba entrando en el REM... pero gracias muchas gracias. No puedo más que enviarle un fuerte abrazo desde Colombia.