domingo, 23 de agosto de 2009

LEON FELIPE POEMA MANUSCRITO



Un manuscrito de León Felipe de 1.932
A la memoria de Hector Marques, Capitan de la marina mercante española

(Escrito en papel carta del Hotel Mexico, Santander)

domingo, 16 de agosto de 2009

RECUERDOS

Al final solo te quedan recuerdos
(Extracto del poemario “Recuerdos”)

Almería

Las esquinas perfiladas
de la calle Zaragoza
donde un inmenso portal,
ya de viejo anochecido,
se abría en veinte peldaños
que llevaban a mi abuela,
a las luces y al piano,
los dos de madera negra.
Y los rojos apagados
del contorno del espejo
como fieltro envejecido.
Ella blanca en su piel blanca
y “Jesús” siempre en los labios
y una enorme biblioteca
y en su sillón, siempre, ella
con, siempre, su pelo cano,
rodeada de sus hijas,
las que nunca se casaron.

Felix

Después vinieron los charcos
y los burros y las bestias,
las campanas y los cántaros
y la fuente y el molino,
la almazara, los ribazos,
los olores y la siega
y los agostos secanos,
y las formas de las nubes.
Allí los primeros pasos,
la escuela de Don Manuel,
el queso, la leche en polvo
regalo de americanos.
Las carreras por la cuesta,
las heridas en las manos,
las moras y las ayozas,
las almendras, once hermanos
que comienzan a vivir
entre matas y lagartos.
En invierno fueron nieves,
frío, estufa, risas, llantos.
Las primaveras floridas.
En otoño los gusanos
en capullos amarillos
para dormir. El verano,
es el tiempo de la siega
y de cubrir el solano
con el sombrero de paja
y la siesta bajo el árbol.
y las eras con su trilla,
y la búsqueda de espárragos
trigueros para mi padre.
.............
Fueron pasando los años,
los otoños, los inviernos,
primaveras y veranos
fueron pasando testigos
cogiéndose de la mano
unos años a otros años.
.............
...El primer pantalón largo
herencia sin duda alguna
de alguno de mis hermanos.
Era vaquero, recuerdo,
de parches entrelazados
cosidos y recosidos,
diez mil veces remendados.
Los juegos allá en la plaza.
San Roque, ruido, petardos,
los músicos, procesiones.
Un burro carga unos fardos.
Y mientras los hombres lloran
lágrimas miles de esparto,
y las mujeres, de negro,
van a la fuente con cántaros

Mi padre

Adiós al traje de pana
y al primer pantalón largo
y a la fuente y a la plaza
y a los mulos con sus tábanos.
Solo me quedan recuerdos
de aquellos tiempos lejanos
destacando sobre todos
el hombre fuerte y humano
de mirada penetrante,
siempre tendiendo la mano,
siempre dispuesto a escuchar
lo que de risa y de llanto
tuviera cualquier persona
que se acercara a su lado:
Mi padre, Don Pedro Soria:
El mayor de mis hermanos.

HERENCIA

A José y Helena

José
Eres tú mi primer brote,
la transparente esfera
que golpea los cristales
donde las ondas se expanden.
Y cada una
frenada en mi recuerdo
como islas que se ensanchan.

A ti te dejo tu perfil
y el alma desbocada
que busca a tu través
la inmortalidad vivida.
Los castillos de arena,
las formas perdidas
de sus granos en las olas.
Te dejo la pulpa, la savia
de la fruta prohibida
y un pantalón largo.

Helena
Eres tú
la que vino con el viento.
La que hundiendo su mirada
ralentizó el tiempo.
Viniste como las hadas,
destellando,
soñando tu pelo al cielo.

A ti te dejo una bola roja,
y otra amarilla, y otra azul.
Y una pregunta constante.
Te dejo, otra vez, mi guante
y un lunar en la barriga.
Tu pelo para la pesca
y tu dedo enamorado
del camarón que te persigue.
Te dejo tu suma y sigue
y un semáforo
de un eterno color verde.

ANGINA DE PECHO

Al autor

¿Dónde pincha la razón
que de razones no entiende?
¿Dónde la luz se extiende?

En el corazón.

¿Dónde vive su explosión,
la carcajada, la risa?
¿Donde se duerme la prisa?

En el corazón.

¿Dónde rompe la emoción,
donde se pierde la pena?
¿Donde está la paz serena?

En el corazón.

¿Dónde guardas la canción
que te recuerda el momento
que viviste un sentimiento?

En el corazón.

¿Dónde está la selección
de presencias ya vividas?
¿Dónde guardas tus heridas?

En el corazón.

¿Quién es de la ira el colchón,
quién es del amor la esfera?
¿Dónde se encuentra la espera?

En el corazón.

¿Dónde guardas la oración,
donde el rezo y los fracasos,
Donde implantan marcapasos?

En el corazón.

Pues cuando este le impone arritmia al paso
y te impide seguir codo con codo.
Y cuando en vez de hierba pisas lodo
y sabes que te queda un rato escaso.

Cuando no duele el alma y duele el pecho,
cuando solo te queda escaso trecho;
¿Dónde se esconde tu desolación?

En el corazón.

PÉTALO AZUL

A Carmen G.Castro

I
Si lees esto, existe el secreto.
PRÉNDEME.
Inhala con tu fuerza, y tu mirada,
y tu alma, y tu cuerpo,
mi cuerpo, mi alma,
mi mirada y mi fuerza.
Y mantenme contigo, y en ti, todo tu tiempo.
Y con tu fin, acabe mi tiempo
y mi precipitado adiós
confundido con tu adiós precipitado.
Y exhálame si ello te calma,
y mantenme si ello te clama.
Llena de azul tu tiempo

II
Prevención de inexactas interferencias,
confrontación directa de rítmica sentencia,
con la dinámica disparidad de abúlicas sensaciones...
¿Curiosidad?, ¿Deseo?.
Preserva tu soledad para un largo entre azules.
Tu soledad.
Tu sonrisa en soledad.
Arco Iris ansioso, trémulo, pragmático,
incruenta edad que desespera en vieja y siempre
nueva lid con azules y entre azules.
Solo si sola, desboca el azul de tu sonrisa.

III
Saber, conocer, discernir, repasar,
consensuar, aliviar, desgañitar, complicar,
severo, justo, honesto, despechado,
encadenado, insufrible, mecánico, regalado...

Regálate con su tinta, y crucifica tu sentimiento
contra la posibilidad de la irrealidad.

Llena, machaca, piensa, difumina, remarca, tacha...

Luz plúmbica que inyecta su éxtasis, norma,
praxis, luz, amplexicaulo que asfixia las equis,
y todas las equis te acercan y te retrasan
...y tus miedos.

Rompe tus ocres y acércate al azul en tu pelo.

IV
Si en tu dependencia parcial, práctica,
Encuentras mi embargo,
y si mi tersa te embriaga,
y cadalso rojo de fragor contenta,
piensa.
Si tu cielo dicta forma enfática y amaras,
desiste.
Y si persiste hueco,
frecuencia de energía intacta,
déjate seducir por el sopor de azules perfiles en circulo,
y si de laminas que llegan a tus labios,
úsalo, azul,
y si de semillas de desesperación, o deseo,
sufrimiento, o soledad,
úsalo, azul.

V
Penetra en su secreto,
y, verde, te asaltará mi secreto,
y rosa mi deseo,
y azul mi sueño,
y negro, mi triste muerte.
Y entre flechas, su resumen,
mi noche y mi cielo,
mi escarcha y mi vuelo,
mi rosa,
y mi azul,
y mi secreto,
y mi triste, mi negra y triste muerte.

VI
Desde tu canto de sirena,
alza tu cáliz al color que tu pretendas,
y silencia tu silencio,
y escancia de nuevo,
o sírvete de tu siervo,
o muéstrate en mi arena.
Embriaga con tu presencia la presencia alada
y muerde el tiempo que oscurece y cae.
Y mancha de azul la escarcha para que yo beba.

VII
Carbones, tus encendidos,
repasan cumbres, cúmulos sedientos
de ávida mirada que conturba.
Y en ellos, escondida, mi alma reposa,
y mis oídos, rezagados, desesperan su llamada

VIII
En su queda estancia,
inalterable en el tiempo,
en el más rabioso presente,
breves al son del final,
en su música,
las palabras te perfilan

DESEO

A Carmen García Castro

En pálpito esquivo de piel rosada,
risa mirada, encendida promesa,
grato vaso de ron sobre la mesa
olvidado al arrojo de la osada

mil cristales...
cadencia de nieve la espalda rompe,
enhiesta la espada perfil de bronce,
desbocado tropel en cetrería

desalojo la ropa de su carne
encallado en el néctar de su copa
y la callada risa de su boca
anuncia mi descenso y su desarme

mil cristales...
cantado grito de la eterna espera
subo al pescante de su luz, esfera
cálida de mármol que Venus pía

y desnudo entrego a su negro rompeolas
mi palabra y mi verbo, mi sonrisa,
mi silencio, mi atención, mi corta prisa,
mi ceguera y sordera a caracolas

mil cristales...
y regreso vestido en su fragancia,
y regreso con sueños de la infancia,
y la siento en mi regreso algo mía

Culmino la embestida en su negrura
y rompe mi cerebro en mil pedazos
y rodeo su explosión entre mis brazos
hijos presos de blanco en su blancura

mil cristales...
mil cristales doblegan la visita,
mil cristales que alejan la termita
que la noche adormece en su armonía.

SI LA VES

A Carmen

Si la ves...

Dile que te diga
que me digas
que me quiere,
que la quiero.

Si la ves...

Ella lleva una sonrisa
que quiere salir queriendo.
Y lleva un libro en la mano.
O, seguro, está escribiendo.

Si la ves...

La conocerás por la chispa en sus ojos,
por su corto pelo,
por sus manos cantarinas
y sus labios gruesos.
Por su cuerpo de figulina,
por sus pechos.

Si la ves...
Si tienes tiempo...

Dile:
Que gasté toda mi vida
en segundos de silencio.
Que tenía que haberle dicho...
en vez de quedarme quieto.
Todo menos callarme
para morirme deshecho.

Que quise decirle, dile,
que fue más azul el cielo
siempre que estaba conmigo
y jugaba con su pelo.

Dile que ya no me duermo,
para no robar segundos
al tiempo que en ella pienso.

Dile:
“Tu voz clara, divina
está rompiendo su verso”

Si la ves...

La conocerás por el tiempo.
En ese instante parará.
¡Te lo aseguro, es cierto!
¿Cómo no se va a parar
si hasta se paró el viento,
si hasta el sol salió de noche
por verla solo un momento.
¡Y la luna tuvo celos!

Si la ves, dile...

Que la espero en mi selva.
Que estoy gritando, perplejo,
desde la casa cerrada.
Que hasta en llave me convierto
para entrar así en su vida.

Dile que tengo un rió de aguas claras,
casi quieto,
esperando que se bañe
para sentirme completo.

Dile que soy ese ruido
que escucha detrás de un cedro.

Si la ves...

Dile que la espero.
Que de ella me hablan las hadas
mientras encienden luceros.

Si pudieras...
Si la ves...
Dile que la quiero.